Quién puede negar la supremacía que impuso Unión Vecinal desde el 2000.
Alguien será capaz de negar sus atributos o sus dotes de "gran equipo" considerando que con el título consumado el último miércoles, tras ganarle la final a Círculo Policial, coronó en el pentacampeón del Oficial y al mismo tiempo sumó la novena estrella en este siglo. Hoy todo el ámbito del básquet habla del club de la calle 9, de su supremacía y de la creación de una "dinastía amarilla".
Unión se acostumbró a ganar. El sentimiento por el club, el afán por alcanzar el éxito en cada una de las competencias que le tocó afrontar lo fueron transformando, más precisamente desde finales de la década del noventa, "de un equipo de cuidado" a "un super equipo". Los números así lo avalan, ganó el Oficial del 2001, 2004, 2005, 2006 y 2007, más las copas Cerisola de los años 1998, 2001, 2002, 2005 y 2007. "Todo pasa por la cabeza y la mentalidad ganadora de cada uno de nosotros. Desde mi primer campeonato que gané como jugador juvenil viví lo que es ganar, y después busqué siempre repetir lo hecho. Te acostumbrás a ganar, pero al mismo tiempo aspirás a cumplir con los objetivos que es ganar cada torneo que disputamos," apuntó el emblemático Augusto García, quien casualmente estuvo en todas las vueltas olímpicas del club.
Alguien será capaz de negar sus atributos o sus dotes de "gran equipo" considerando que con el título consumado el último miércoles, tras ganarle la final a Círculo Policial, coronó en el pentacampeón del Oficial y al mismo tiempo sumó la novena estrella en este siglo. Hoy todo el ámbito del básquet habla del club de la calle 9, de su supremacía y de la creación de una "dinastía amarilla".
Unión se acostumbró a ganar. El sentimiento por el club, el afán por alcanzar el éxito en cada una de las competencias que le tocó afrontar lo fueron transformando, más precisamente desde finales de la década del noventa, "de un equipo de cuidado" a "un super equipo". Los números así lo avalan, ganó el Oficial del 2001, 2004, 2005, 2006 y 2007, más las copas Cerisola de los años 1998, 2001, 2002, 2005 y 2007. "Todo pasa por la cabeza y la mentalidad ganadora de cada uno de nosotros. Desde mi primer campeonato que gané como jugador juvenil viví lo que es ganar, y después busqué siempre repetir lo hecho. Te acostumbrás a ganar, pero al mismo tiempo aspirás a cumplir con los objetivos que es ganar cada torneo que disputamos," apuntó el emblemático Augusto García, quien casualmente estuvo en todas las vueltas olímpicas del club.
CON UN PLUS EXTRA
No todo se dio por casualidad en el Vecinal. La coherencia dirigencial y el querer progresar año a año fueron los cimientos que tuvo la institución para cambiar la historia dentro de la APB. Su nombre fue ganando terreno dentro de los poderosos de la ciudad y esto llevó a que Unión se convierta en invencible, en un equipo que cuando juega una final la gana, y que cuando a sus rivales les tira la chata los deja nocaut. "Todo se sostiene por el grupo. Más allá de ser un plantel de básquet, somos un grupo de amigos y eso es fundamental para ganar los nueve campeonatos entre Oficial y Copa Cerisola. La fisonomía del equipo, a pesar de los cambios de jugadores y entrenadores, nunca varió", fundamentó el uruguayo Grattarola a la hora de analizar los por qué del éxito.
Entre las virtudes como equipo, Unión recuperó a una de las estrellas que surgió de su cantera y que en los últimos años "desparramó" talento por Italia: Santiago García. Con él en la cancha, el elenco de Pablo Epeloa ganó más presencia, de la que ya tenía, en ofensiva y el alero en el último juego con Círculo demostró por qué está para jugar en las altas esferas del básquet argentino. "Volví al club con el torneo empezado, me sumé al grupo que estaba casi armado y me tuve que adaptar a mis nuevos compañeros y no ellos a mí. Salir campeón siempre es lindo, no importa dónde, ni cuando ni como, porque todos los campeonatos son distintos y este también lo es", explicó Santiago que se fue de Unión campeón y volvió de Europa con el título bajo el brazo.
Unión Vecinal marca el camino, un estilo, un dominio dentro de la APB desde el año 2000. Esta "dinastía amarilla" a hecho que todo el ambiente del básquet platense se le rinda a sus pies.
Por Diego Raimundo
Diario El Dia del 21 de diciembre de 2007