La Copa Argentina es un aperitivo, es la puesta a punto de los equipos de cara a la temporada que está ahí nomás de comenzar. Sirve para afianzar virtudes, corregir errores, encontrar defectos, darle el toque final al andamiaje colectivo y pulir el trabajo individual. Por lo tanto un análisis profundo de un encuentro de este torneo no tiene sentido, porque todos piensan en calentar motores para la competencia a la que se desea llegar lo mejor posible.
Bajo esa perspectiva la lógica cumplió su mandato en la derrota de Gimnasia ante Peñarol y el examen ante Echagüe abría una posibilidad de mayor paridad. Era el partido para saber donde estaba parado el albiazul. Y esa evaluación dejó luces y sombras. Más allá de la derrota quedaron puntos oscuros que en el inicio del partido fueron directamente nubarrones negros de la peor tormenta.
23-7 se llevó la visita el primer chico ante un Lobo que cometió todo tipo de errores: desde los mas infantiles a los desperfectos leves. Jugadores que entraron fríos y desconcentrados le franquearon la puerta a un 15-1 adverso en 5:15 de encuentro jugado que fueron una verdadera invitación a apurar el paso e irse del Poli.
Pero insistimos, es un amistoso y todo está en el laboratorio del ensayo y el error. Córdoba sabe que peor de lo que puede jugarse (como en ese negro inicio) no es posible. Entonces el gol empezó a aparecer gracias a Barovero y Manzanares, primero desde la media distancia y luego desde el ataque interno. Los de Boadaz eligieron el camino imaginable, correr por varias calles y llegar con facilidad a anotar. El 37-24 para los de Saladillo lo refrendaba.
Y ahora por fin podemos hablar de algo mas interesante, del repunte tripero. Basado en una defensa más cerrada, comenzó a ganar balones en su cristal, mejoró notoriamente la circulación de la bola y edificó una imagen completamente distinta. Los de Boadaz apenas hicieron 4 puntos en 7 minutos y el trámite se reanimó de nuevo.
Rivera fue el cabecilla del repunte en ataque y el Ruso se enchufó en el juego estacionado (5/10 en triples). Pero desde el gol externo las anotaciones de Senitzky y Diego Eiguren más la acción de González bajo el aro cortaron la reacción y con tranquilidad el triunfo se fue en el bolso de los muchachos de Saladillo.El Lobo mostró dos caras, una muy crispada en la etapa inicial y otra mas feliz en la segunda. Perdió otra vez pero quedo demostrado que, con sus turbulencias, un rumbo es posible. Con trabajo y esfuerzo puede alcanzarlo.
Síntesis:
Gimnasia (57): Fernando Rivera 10, Pablo Bendel 3, Gabriel Moravansky 15, Alejo Barovero 12 y Nicolás Ojeda 7 (FI). Lisandro Villa 3, Ezequiel Manzanares 7, Esteban Rusconi 0 yFederico González 0. DT: Ronaldo Córdoba.
Echagüe-Saladillo (67): Diego Figuren 17, Federico Senitzky 15, Ezequiel López 4, Matías Fernández 0, Santiago González 15 (FI). Alejandro Camargo 2, Rodrigo Calviño 0, Alejandro Eiguren 6, Jontaen Vinson 4 e Ignacio Kelly 4. DT: Juan Pablo Boadaz.
Progresión: 7-23, 24-37, 40-46 y 57-67.
Por Ezequiel Del Bueno