Estudiantes recibió ayer un durísimo cachetazo en el tercer y decisivo partido de la serie de cuartos de final del Torneo Provincial de Clubes. Unión Vecinal de La Plata lo derrotó en el Gran Gimnasio del Parque Carlos Guerrero por un concluyente 92 a 63 y lo dejó al margen del certamen que otorga un ascenso a la Liga Nacional "B".
Si bien se podía esperar una victoria de Unión Vecinal, que sin dudas es un muy buen equipo y demostró ser más que el Bata, nadie podía suponer semejante supremacía en el juego y en el marcador. De más está aclarar que entre ambos equipos no hay 29 puntos de diferencia, pero sin dudas que el equipo de Pablo Epeloa fue más a lo largo de la serie y es un justo semifinalista.
La clave del juego pasó por la buena defensa ejercida por la visita a lo largo de los 40 minutos y el juego en equipo en ataque, sin depender de ningún jugador en especial, repartiendo el goleo, buscando al hombre indicado en el momento indicado y no intentando la heroica a través de acciones individuales.
Está claro que cuando se enfrentan el orden contra el orden desnivela el talento, pero si se mide el orden contra el desorden la victoria siempre va a quedar para el equipo que juega más ordenado. Y así fue ayer en el Gran Gimnasio.
El partido se dio, tal como era de esperar, completamente distinto al del viernes. Desde el arranque la visita impuso las reglas del juego tomando mejor en defensa a Lautaro Morel y a Braian Stanford (si bien terminó con 23 puntos, la mayoría fueron anotados con el partido definido), artífices de la victoria del Bata en el segundo juego.
A esa buena defensa le sumaron una gran efectividad en ataque, aprovechando todos los errores que cometió un Estudiantes que pareció entrar dormido al juego y cuando intentó despertarse fue muy tarde.
La flojísima defensa exhibida por el albinegro permitió que la visita se escape en el marcador a partir del primer cuarto. La buena puntería de Juan Seminara desde el perímetro se sumó al gran juego de Nicolás Greco en la pintura y a las apariciones esporádicas de Santiago García, que de a poco fue creciendo en su juego para terminar siendo el goleador de su equipo con 19 puntos.
En el local arrancó muy bien Sergio Aispurúa (terminó con 9 puntos), pero al igual que todo el equipo se fue desdibujando ante la superioridad mostrada por su rival. El único buen momento de Estudiantes en el partido se vio en el arranque del segundo cuarto: con un parcial de 7 a 0 gracias a los puntos anotados por Lautaro Morel, el equipo de Alejandro Pepiche se puso a solamente 2 unidades (25 a 23), pero ese momento del partido fue un espejismo de lo que se pudo ver en el resto del juego.
A partir de ese instante el local, que venía jugando mal pero que se había puesto en juego, se fue del partido en forma inexplicable. Empezó a fallar en ataque una y otra vez y tuvo serios inconvenientes a la hora de defender el perímetro, una zona desde donde la visita siempre encontró respuestas para desmoronar cualquier tipo de reacción albinegra.
Pero la reacción no llegó nunca y el juego se definió en el tercer cuarto, cuando aún faltaban muchos minutos por jugar para el cierre. Si bien el local luchó hasta el final, fue preso de su propia impotencia y nerviosismo que lo llevaron a cometer un sinnúmero de errores. Si hasta terminó dejando una imagen de impotencia al cometer faltas muy fuertes (como la de Ignacio Catanzaro sobre Juan Bruno) con el partido definido.
Más allá de errores y aciertos de ambos fue una jornada negra para el Bata. Fue de esos partidos en los que a uno no le salió nada y al otro le salió todo, por eso se dio un resultado inesperado en cuanto a las cifras. Pero dentro de la cancha los platenses demostraron ser más y se llevaron una clasificación tan justa como brillante.
Fuente: Diario El Popular de Olavarría