sábado, 10 de enero de 2009

Adiós al invicto

Unión Vecinal no pudo conseguir su séptima victoria de manera consecutiva como local al caer 79-69 a manos de Jorge Newbery de Carmen de Patagones.

El amarillo tuvo un flojísimo comienzo que supo ser aprovechado por los visitantes. En el segundo chico las cosas se emparejaron, pero aún así no alcanzó para superar al aviador, que finalizó yéndose arriba por 11 al entre tiempo (35-46).

Luego del entretiempo se vio lo mejor del equipo de Epeloa y lo peor de su rival. Un buen embate de Unión y un pésimo tercer período de Jorge Newbery llevó al local a achicar el margen. Juan Bruno fue la punta de lanza en la ofensiva de los de 9 y 70 en ese cuarto, mientras que el equipo de Buzzo mantuvo el goleo con las conversiones principalmente de Fernando Álvarez.

Para el cierre Unión Vecinal quemó las naves. Pero paulatinamente fue perdiendo jugadores por cinco faltas, mientras que su rival encontraba en esas infracciones la posibilidad de mantener la ventaja. Finalmente fue de 10, 79-69, para los del sur de la provincia de Buenos Aires.

Ahora el equipo platense deberá cerrar su participación en esta primera etapa de la Liga Nacional B visitando el próximo 16 de enero a Huracán Trelew.

El dato negativo de la jornada fue el intento de agresión hacia los jueces del partido por parte de simpatizantes locales. Claro está que la dupla Oyola-Quintana dirigió mal, pero nada justifica un intento de agresión.

SÍNTESIS

Unión Vecinal (69): Juan Ignacio Veleda (0), Juan Seminara (10), Santiago García (0), Juan Ignacio Bruno (24) y Nicolás Greco (13)(FI). Juan Justo Epifanio (8), Mariano García (10), Augusto García (4) y Federico Grattarola (0). DT: Pablo Epeloa.

Jorge Newbery (79): Alejandro Foró (11), Emanuel López (17), Fernando Álvarez (15), Mauro Bianco (8) y Gustavo España (14)(FI). Mario Pereyra (11), Daniel Ojeda (0), Leonardo Sandoni (3) y Aníbal Buzzo (0). DT: Miguel Buzzo.

Parciales: 14-27, 21-19 (35-46), 24-19 (59-65), 10-14 (69-79).

Jueces: Pablo Oyola y Matías Quintana.

Por Gonzalo Camilleri Pacheco