jueves, 16 de diciembre de 2010

Unión se quedó con el primero

Unión Vecinal derrotó a Estudiantes por 72 a 68 en el primer encuentro de la serie final del torneo de Primera División de la Asociación Platense de Básquetbol. En el triunfador Juan Ignacio Bruno fue el goleador con 17 unidades mientras que en la visita Esteban Serantes y Leonardo Pujol representaron a los máximos anotadores con 16 puntos.

Con una rotación extensa, el Vecinal se llevó como local el primer encuentro de esta serie final ante un rival que sufrió las bajas de Javier Bareiro (aquejado de un virus) y de Gerardo Maldonado que durante el desarrollo del encuentro sintió un fuerte dolor en la parte posterior de su pierna izquierda y todo indicaría que sería la rotura del tendón de aquiles.

Más allá de las bajas el partido fue parejo, y si bien Unión lo ganó con el oficio y la jerarquía de sus jugadores, sumado a un gran aporte desde el banco de Javier Vicente (terminó con 15 puntos producto de 5 triples) para destrabar el cotejo, el Pincha tuvo a su rival dos veces en jaque a falta de 20" para que termine el pleito y con el tablero 71-68 favorable al amarillo. Pero dos equivocaciones en el manejo del balón privó al albirrojo de estirar el duelo.

Ventaja del Vecinal que el próximo viernes tendrá la posibilidad de cerrar como visitante la llave y levantar la copa una vez más como ha pasado en casi todo este decenio.

SÍNTESIS

Unión Vecinal (72): Juan Ignacio Veleda (3), Juan Seminara (5), Mariano García (15), Santiago García (5) y Juan Ignacio Bruno (17)(FI). Mariano Epifanio (0), Javier García (0), Augusto García (9), Javier Vicente (15), Juan Justo Epifanio (3) y Mauro Winschel (0). DT: Jorge Zulberti.

Estudiantes (68): Pablo Bendel (x)(15), Esteban Serantes (16), Leonardo Pujol (16), Pablo Herrera (7) y Sebastián Sartorelli (13)(FI). Juan Andrés Carriquiri (1), Gerardo Maldonado (0), Facundo Serantes (0) e Iván Frisa (0). DT: Gustavo Pérez.

Parciales: 21-16, 14-16 (35-32), 20-16 (55-48) y 17-20 (72-68).

Jueces: Walter Milocco y Aitor Aramayo.

Por Gonzalo Camilleri Pacheco